Carta a mi otro yo

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Ilustración de Henn Kim

La belleza e inteligencia se funde en ti. Son tú.

Eres el más vivo ejemplo de hermandad. Eres mi conciencia, mi guía y mi amiga. Modelo de mujer delicada y sabia.

Tienes una agudeza única y lo sabes.  Detectas cualquier asomo de estupidez con una agilidad envidiable. Tienes todo lo que quiero llegar a ser: razón y recato, orgullo y carácter.

Es impresionante cómo te desarmas y te renuevas. Dime, por favor, cómo lo haces.

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Ilustración de Henn Kim

A veces tienes una frialdad sutil, capaz de punzar todo lo que tocas. Pero, cuando nuevamente florece tu bondad y se extiende a través de todo tu cuerpo, vuelves a ser esa persona que solo necesita amor y seguridad para caminar hacia delante.

Eso es, debes seguir caminando hacia delante así la adversidad abrace tus hombros.  Así sientas que el frío te quema y rompe tus huesos. Fuiste cenizas y ahora no puedes, no por favor, cederle espacio al dolor.

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Ilustración de Henn Kim

Mantén la frente erguida y enséñale a tu corazón a tener fe. Cree en tu fuerza entrañable, en los milagros que hace el amor, en las personas que ahora te dan la mano y no te sueltan.

Dedícate a vivir el ahora y no permitas que nada perturbe tus sueños ni tu felicidad.

Llevas un pedazo de mí a todos lados, por eso te siento sufrir aunque no lo digas. Te ahogas y lo siento. Solo quiero decirte, decirle a tu dolor, que volverás a sonreír. Ten fe y confía,  todo lo demás déjaselo al sabio universo.

Con todo el amor,

tu bella.

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